Sonambulismo: lo que hay que saber
La tecnología avanza y nosotros avanzamos con ella.
Sucede que en este movimiento incesante cambian nuestros hábitos, nuestros modos de relacionarnos, nuestra manera de aprender y de procesar la información. Cambian también nuestras necesidades, nuestros deseos, nuestras fobias, nuestra forma de divertirnos, y cambian nuestras dependencias.
Así, a medida que la tecnología se filtra en nuestras vidas nuestros comportamientos y conductas se van alterando.
En este devenir, una de las nuevas conductas que los especialistas han detectado es el “doomscrolling”.
La palabra doomscrolling no tiene una traducción exacta en español. Tenemos que usar varias palabras para explicar de qué se trata esta tendencia que muchos expertos consideran una nueva adicción que aqueja a gran parte de la población. Es por eso por lo que suele usarse la palabra inglesa para nombrar este comportamiento.
¿Saben de qué se trata?
Según explica el diccionario el término doomscrolling nombra el acto de pasar una cantidad descomunal de tiempo deslizándose en la pantalla del teléfono, tableta, o cualquier otro dispositivo, en la búsqueda de noticias negativas.
Tal como escucharon. La persona busca sin cesar noticias trágicas.
Podemos decir que es la tendencia compulsiva a leer noticias deprimentes. De este modo, los usuarios se desplazan en sus pantallas de forma compulsiva en búsqueda de información trágica u oscura.
Desastres naturales, accidentes fatales, enfermedades trágicas, incendios, desgracias, muertes, desastres ecológicos, noticias alarmantes, hechos de violencia, crímenes, historias de vidas arruinadas, bombardeos, destrucciones masivas, catástrofes, todo eso y mucho más forma parte del doomscrolling.
En una investigación publicada en la revista Technology, Mind, and Behavior, los investigadores definen a esta conducta como un hábito en el que los usuarios de las redes sociales prestan atención persistentemente a la información negativa en sus noticias sobre crisis, desastres y tragedias.
Según dicen los especialistas este hábito ha aumentado notablemente durante la pandemia. El encierro, la necesidad de información, la incertidumbre, el distanciamiento social, una mayor exposición a las redes sociales, son algunos de los factores que pueden haber influido en esta tendencia.
Por otro lado, debido a los algoritmos, las noticias que recibimos se adaptan al comportamiento del usuario. Con lo cual, la búsqueda de noticias negativas hará que aparezcan más noticias negativas. De este modo el círculo se autoalimenta y la búsqueda se vuelve cada vez más compulsiva.
Otra de las explicaciones a este comportamiento es que en épocas de gran incertidumbre las personas tratan de sentirse seguras estando informadas. A mayor preocupación, más se busca saber qué está pasando minuto a minuto. Eso lleva a que se esté más pendiente de las noticias alarmantes, eventualmente, para estar más preparado si ocurre una catástrofe. En este círculo la persona va quedando entrampada en una espiral de noticias trágicas.
¿Por qué se habla de una conducta adictiva?
Justamente porque el doomscrolling tiene algunas de las características que definen a las adicciones:
- Compulsividad: es una fuerza que lleva a realizar esa acción. No se consigue controlar.
- Desmesura: No se encuentra el límite. Siempre se quiere más. No hay forma de parar.
- Dependencia: se genera una necesidad de hacerlo. Si por algún motivo no es posible realizarla la persona se siente irritable, incómoda, ansiosa, y alterada.
- Toxicidad: La repetición de la conducta termina generando malestar y daños a la persona y a los que lo rodean.
¿Qué efectos tiene en la salud mental?
Estar sobreexpuesto a noticias negativas termina afectando el bienestar psíquico de las personas.
- Estrés.
- Problemas para dormir. Insomnio. Pesadillas.
- Aumento de la ansiedad.
- Aumento de la agresividad.
- Depresión y desgano.
- Alteración del estado anímico.
- Fobias.
- Sentirse cada vez más preocupado y amenazado.
¿Cómo reducir el doomscrolling?
Una de las recomendaciones para disminuir la exposición a las malas noticias es reducir el tiempo que pasamos en las redes, o si eso no es posible, buscar contenido que sea positivo, entretenido o nos aporte buena energía.
Por otro lado, se aconseja focalizar en intereses y actividades positivas y gratificantes. Salir del aislamiento digital y compartir actividades presenciales con otros. Puede ser un deporte en equipo, o clases de baile o música, o cualquier actividad que nos permita interactuar con los demás.
Por último, una antigua práctica que siempre ayuda: conversar. Charlar con los demás, ejercicio que implica escuchar, pensar, compartir lo que creemos, estar abierto a otros puntos de vista, y salir del propio mundo para entender el de los demás.
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